viernes, 25 de febrero de 2011

Mario la Leyenda


Hace mucho tiempo, en un territorio denominado «El condado de las texas», los hombres y mujeres del lugar vivían felices y sin demasiadas preocupaciones.

Desgraciadamente, eso cambió un día. Un malvado forajido, llamado Wario, a pesar de sus grandes riquezas, cuando la codicia le poseía, se dirigía al condado para aumen...tar sus bienes.

Wario sólo quería más y más, y no contento con todas las monedas de oro que tenía, decidió ir más allá, y ante la imposibilidad de conseguir más ganancias, una noche secuestró a Peach, una de las chicas más bellas del condado, para pedir una recompensa por liberarla.

Todos los habitantes del condado estaban desesperados tras conocer la noticia. Temían por la chica, por sus seres queridos e incluso por ellos mismos. Ciertos habitantes optaron por decidirse ir a vivir a otro lugar, ya que no veían del mismo modo el condado. Se había vuelto inhóspito. Algunos ancianos afirmaban hasta haber visto fantasmas.

Lo que antes eran buenas tierras, ahora eran áridos terrenos donde crecían plantas hostiles y morían algunas especies o agonizaban junto a cactus secos y ásperos. Hasta los pájaros parecían estar a punto de explotar del tenso ambiente que se respiraba en el condado de las setas.

Mientras tanto, Peach permanecía amordazada y atada con unos grilletes, con la esperanza de salir de alli casi extinta.

Fue entonces cuando apareció un misterioso hombre, vestido de azul, con un chaqueta y botas tejanas rojas. En su rostro, bajo la sombra de su sombrero (con una M), podía verse un poblado bigote y una seria y confiada sonrisa. El hombre iba montado en un extraño caballo verde y lucía una brillante estrella de sheriff en su solapa.

Era Mario. Miles de historias se contaban en el pueblo sobre él y su inseparable hermano Luigi, pero nunca antes lo habían visto. Wario sonrió y sacó una pistola nada más verlo, disparando hacia él sin dudar ni un sólo segundo.

Mario permanecía inmóvil delante de su caballo, ajustándose los guantes blancos, cuándo la estrella de su solapa comenzó a brillar. Fue entonces cuando la bala rebotó en el cuerpo de Mario y cayó al suelo, ante el asombro de Wario.

Tras arrestarlo, Peach mostró su agradecimiento a Mario regalándole una flor, que este aceptó, para marcharse en su caballo.

Se rumorea que nunca volvió a aparecer por ese lugar, y que Peach sigue esperando con otra flor a que vuelva... Aunque, según dicen... todo es solo una leyenda